miércoles, 27 de agosto de 2014


EN UN LUGAR DE TEXAS
 
  
 
Os recomiendo encarecidamente que, si podéis, leáis este excelente tebeo que publicó hace unos meses Norma Editorial. Recupera con auténtico brío el espíritu de aquellos westerns que llenaron nuestras mentes, en la ya lejana adolescencia, de persecuciones, galopadas, desiertos y duelos al sol. Todo comienza en un recóndito pueblo de Texas, con un cartel de SE BUSCA que promete una cuantiosa recompensa. Un solitario vaquero llamado Harvey Drinkwater lo arranca para tener un retrato del forajido que será su presa. En estas que el sheriff asoma de su oficina y le increpa. “Crees que tengo treinta mil carteles o qué?”, dice el sheriff. “¡Haz el favor de ponerlo donde estaba!”, “¿Cómo voy a reconocerle si no tengo el cartel?”, replica Drinkwate….
En breve descubriremos que  Harvey Drinkwater  es un apocado periodista de Boston enviado por su jefe a un pueblo en el medio de la nada, en el Salvaje Oeste. Su historia se entrecruza con las de muchos otros pintorescos personajes en una obra coral que funciona tanto como homenaje al western como a un nivel paródico. Atentos a la sensacional estética pulp de sus páginas de apertura. A la misma velocidad con que se mezclan las cartas de póquer en el salón, Drinkwater  aprenderá las leyes de un territorio poblado de forajidos, rituales indios alucinógenos y mujeres de gran peligro. Unas normas que se convertirán poco a poco en las riendas de su propia vida. Entre sus protagonistas encontraremos también a un temido atracador de bancos, una bella y traumatizada jugadora de póker, un misterioso individuo que quiere aprender a hablar con los muertos…todo tiene cabida en el imaginativo Texas creado por Lewis Trondheim y Matthieu Bonhomme.
 
El nombre de Lewis Trondheim se ha convertido en un sinónimo de maestría en el ámbito del cómic. Lo más impresionante es la variedad de registros que abarca su obra. Tanto da si se embarca en la fantasía de lo más imaginativo, en historias costumbristas con tintes fantásticos o, como en el caso que nos ocupa, en historietas de vaqueros. A diferencia de sus personajes, a los que frecuentemente retrata como entrañables fracasados, el titán francés siempre sale vencedor. Matthieu Bonhomme, por su parte, nos ha ofrecido ya maravillas como El Marqués de Anaon (con Fabien Vehlmann), y El Espíritu perdido (con Gwen De Bonneval). De hecho esta no es su primera colaboración con Trondheim. En Omni-Visibilis pudimos ver ya lo sensacionalmente bien que funcionaba el dúo. En definitiva, espectacular y tronchante. Desenfundad ahora o arrepentíos después.

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