sábado, 16 de marzo de 2013

¡¡ANIMANDO A LA TROPA!!




Durante la Segunda Guerra Mundial, se desarrollaron importantes innovaciones bélicas que no siempre tuvieron que ver con el armamento. La propaganda y las iniciativas encaminadas a mantener alta la moral, de civiles y tropa, fue fundamental. En este sentido se generó una pequeña obra maestra por parte de uno de los grandes dibujantes clásicos americanos, Milton Caniff, creador de la famosísima tira de prensa “Terry y los Piratas”, y también de la que hoy nos ocupa, “Male Call”, que cumple este año su setenta aniversario de publicación. Esta tira de prensa nació a la sombra de la mencionada “Terry y los Piratas” que, iniciada en 1934, narraba las andanzas del joven Terry y su compañero adulto Pat Ryan en la China pre Segunda Guerra Mundial. “Terry y los Piratas” llego a tener un enorme éxito y precisamente por eso, al estallar el conflicto y entrar en él los americanos, el ejercito le pidió a Caniff que dibujara una nueva tira que ayudara a elevar la moral de los soldados. La tira se pretendía que fuese muy desenfadada y con mujeres guapas, que Caniff sabia dibujar muy bien, cercanas a las famosas “pin up” de los calendarios. Para ello escogió como protagonista a una chica que aparecía en “Terry y los piratas”, “Burma”, pero esto no fue bien visto por su editor, así que creo especificamente la ya mencionada “Male Call”. La tira comenzó en 1943 y finalizó en 1946, una vez terminado el conflicto. “Male Call” fue una tira de prensa poco convencional. Básicamente su temática solía ser humorística, ya que el objeto era mantener alta la moral de la tropa, divertirlos y hacerles la guerra y los sufrimientos mas llevaderos, y la verdad es que la obra cumple con creces su objetivo, de cara a un público tan concreto e idetificado. Así que buena parte de los chistes y “gags” que encontramos tienen que ver con argumentos de la milicia o, básicamente, con chicas en apuros y algo ligeras de ropa, por ejemplo, a la atractiva Miss Lace se le rompe el vestido, o simplemente deja ver más de lo que el decoro recomendaría, eso si, setenta años después, aún nos hacen reír sus situaciones cómicas. Los chistes no son nada del otro mundo, de hecho, vistos a la luz de hoy día, aparecen como muy inocentes, pero la maestría de Caniff en el dibujo de bellas mujeres compensaba con creces la falta de argumentos de “peso” y cubría perfectamente con lo que se pretendía, elevar la moral de la tropa y entretenerlos con mujeres muy atractivas en apuros. De hecho hay una anécdota graciosa, no podemos dejar de olvidar que Caniff era un genio del dibujo y del guión, y que es que al final de una de las tiras, en la que no había pasado nada de especial, salvo un pequeño desfiles de mujeres guapísimas, con ropas sugerentes, una de las chicas le pregunta al lector que si “después de las bellezas vistas quería un chiste”. Como curiosidad, reseñar que las tiras también servían para enseñar datos útiles en tiempos de guerra, como reconocer distintos tipos de insignias o referencias militares,  y, por supuesto, incluian algo de propaganda, caso de chistes divertidos con los “civiles” como protagonistas, o mal intencionados, con los japoneses.
 
 











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